Esteban Ibarra

Salvajes imágenes, brutal agresión. No es el duro Oeste es el metro de Madrid, un escenario de trágicos recuerdos. Con independencia de motivaciones ideológicas, propongo poner el foco de nuestra mirada en el proceso. Según nos cuentan oficialmente,  dos jóvenes que se habían tratado por Internet y se  conjuraron  el odio mutuo. Cuando las circunstancias posibilitaron el encuentro, el odio anidado alentó la agresión de un joven que consideró legítima su violencia.

Deberíamos poner fin  a la incitación al odio a través de Internet, en las webs y redes sociales, en foros o cualquier escenario que posibilite el anonimato que alienta la impunidad. Lo que es ilegal fuera de la red también lo es en Internet. Libertad de comunicación desde luego pero responsable, sin zonas oscuras, anónimas, que posibiliten el desarrollo del odio. Si, libertad responsable, con DNI, también en los cibercafés. El anonimato en la red puede ser muy salvaje. Hasta que se conocen y se destrozan.

Deberíamos poner fin a cualquier justificación de la violencia y más por razones ideológicas. El Juez que llevó el caso del integrista asesino  de Isaac Rabin, decía con acierto: “cualquier ideología que legitime el crimen acaba convirtiendo el crimen en ideología”. Esta es la cuestión y no es solo labor de familias y maestros, también los medios y desde luego, el otro escenario masivo de socialización de los adolescentes, la red de Internet.

De momento nadie controla un proceso cuyas señalas avisan con darnos enormes disgustos. Deberíamos reconocer que no se hacen las cosas bien y al menos, no deberíamos posibilitar el desarrollo de ideologías que promuevan y  animen  la violencia, ni deberíamos permitir espacios de  agitación o comunicación, aunque sean virtuales, donde la espiral del odio no tenga fin.

Esteban Ibarra

Presidente de Movimiento contra la Intolerancia